Violencia obstétrica y suelo pélvico

La violencia obstétrica y el suelo pélvico son dos aspectos muy relacionados que deben tenerse en cuenta, especialmente cuando hablamos de partos complicados como aquellos en los que surgen urgencias como distocia de hombros y posteriores lesiones de PBO.

Mi nombre es Judit y soy fisioterapeuta de suelo pélvico. No es mi misión en este post, valorar si se realizaron o no las maniobras más indicadas para el parto. Lo que no se puede pasar por alto, es la vivencia del parto que describen muchas mujeres. En la consulta, me cuentan, en muchos casos, episodios vividos durante su proceso del parto que podríamos englobar dentro de lo que denominamos violencia obstétrica. No tiene por qué ser algo físico, por maniobras o técnicas hechas sin consentimiento de la mujer o de forma agresiva. Estamos hablando también de comentarios verbales o despectivos que de alguna manera menosprecian el trabajo de la mujer durante el nacimiento de su hijo.

La violencia obstétrica puede provocar daños importante en el suelo pélvico

 “Todo parto debería ser humanizado para que este momento se convierta en un buen recuerdo para toda la vida”. Hablar de partos no respetados y sobre todo, desde la parte que me corresponde como profesional dedicada a la salud de la mujer, es abrir en muchos casos heridas que nos gustaría cerrar. A pesar de ello, es necesario poner voz a las mujeres que lo sufren. En el caso de los nacimiento de niños con PBO, son numerosas las mujeres que describen episodios de violencia obstétrica en el parto de sus hijos. Suelen ser partos complicados por una distocia de hombros y donde se recurre en numerosas ocasiones, a maniobras para “ayudar a la extracción del bebé”.

Violencia obstetrica y suelo pelvico
Problemas de suelo pélvico derivados de la violencia obstétrica

Las consecuencias físicas de estas prácticas en la mujer son importantes. Además, marcarán en muchos casos, su proceso de recuperación, influyendo por supuesto de forma indirecta en el cuidado de su bebé. Para poder cuidar es importante en primer lugar, sentirnos bien nosotras. Si es complicado en cualquier mujer que da a luz, encontrar el momento para recuperarnos, cuando tenemos entre nuestros brazos un bebé con PBO todo se complica más. Estos bebes trastocan la situación que se había idealizado, ya que requieren de mucha más atención. Durante esos primeros días o meses de vida nos centramos en acelerar o encontrar el camino de su recuperación y tratamiento de nuestro hijo.

La zona abdominal, pélvica y perineal de la mujer suele ser la que más sufre. En la mayoría de los casos, no saben cómo actuar cuando presentan síntomas a este nivel y muchas veces, los profesionales que las atienden infravaloran estos síntomas, dejando que el tiempo pase y mermando mucho más la condición física de esas madres, que necesitan estar y sentirse bien para poder atender a sus bebés.

Consecuencias de la violencia obstétrica en el suelo pélvico

¿Cuáles son algunas de las consecuencias físicas que puede tener la violencia obstétrica en la mujer?

Dolor cicatriz: de los más frecuentes y en numerosas ocasiones infravalorados. Las episiotomías, los desgarros y las cesáreas dejan cicatrices que en muchos casos son dolorosas. El dolor puede aparecer por el siempre hecho de estar de pie, de sentarnos, al ir al baño o al mantener relaciones sexuales. Dar pautas a la mujer para poder minimizar en la medida de los posible estas sensaciones y empezar cuanto antes un tratamiento de fisioterapia. Es un tratamiento encaminado a disminuir dolor, ganar en elasticidad y mejorar la funcionalidad de esa cicatriz, permitirá que pueda llevar su día a día mejor.

• Pesadez provocada por prolapsos o congestión pélvica: en los partos instrumentales, con maniobras de Kristeller o pujos prolongados en apnea pueden dar lugar a descensos viscerales (vejiga, útero o recto). Esto provoca una sensación de pesadez más evidente al estar de pie, que puede llegar a ser muy molesta para la mujer. El descanso, evitar coger al bebé de pie por tiempo prolongado, evitar el estreñimiento o grandes esfuerzos, nos pueden ayudar a minimizar estos síntomas.

• Dolor costal abdominal: cuando se han efectuado maniobras agresivas en el proceso del parto, sobre todo con Kristeller muy fuertes, suele quedar un dolor a nivel costal y abdominal donde el simple hecho de apoyar al bebé sobre nosotras o incorporarnos o toser da lugar a un dolor intenso. Importante valorar y tratar esto cuanto antes con fisioterapia.

Problemas de incontinencia después de un parto con violencia obstétrica

Incontinencia urinaria: Son pérdidas incontrolables de orina. Pueden ir desde pérdidas al ponernos de pie simplemente, o al caminar, al toser, al hacer algún esfuerzo o porque nos entren unas ganas imperiosas de orinar suelen ser muy frecuentes y molestas. Normalizar estas situaciones o colocarnos una compresa para llevarlo mejor no es la solución. Existen herramientas desde la fisioterapia con gran tasa de efectividad que acelerarán el proceso de recuperación. Comenzar un trabajo de fortalecimiento abdominoperineal de forma temprana, conseguirá paliar estos síntomas de forma eficaz.

Incontinencia fecal: gran tema tabú pero muy frecuente en partos con desgarros o episiotomías grandes. El aislamiento social al que da lugar esto puede hacer que limitemos mucho nuestras relaciones, con las consecuencias a nivel anímico y emocional que esto conlleva.

Cómo evitar problemas de suelo pélvico

Tener herramientas durante los primeros días tras el parto es labor de la persona que os guie en la preparación al parto. Desde la fisioterapia aconsejamos trabajar y tomar conciencia de esta zona perineal durante el embarazo, para poder actuar en el postparto hasta poder acudir a un profesional.

Los fisioterapeutas de suelo pélvico queremos cogeros de la mano y guiaros, para que os cuidéis, para que encontréis un hueco dentro de ese tsunami que es el postparto. Parar, respirar y dejaros aconsejar y tratar por los profesionales que os pueden ayudar a sentiros mejor físicamente ya que esto, os ayudará a poder cuidar mejor a vuestro bebé. CUIDARSE PARA PODER CUIDAR.

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